miércoles, 24 de junio de 2015

Flujo °1

He llegado 2 días tarde al trabajo. Nada grave, son sólo una cadena de errores que terminaron conmigo llegando tarde al trabajo. Insisto, nada grave.
Por algún motivo siento que —de un momento para otro— la carga se ha hecho más pesada. Ando idiota, ando irritable. Puede que sea el hecho de que volví de mis pseudo-vacaciones. Probablemente encuentro que la carga está más pesada pero a lo mejor la carga siempre ha sido pesada.
Quiero salir, quiero correr, quiero gritar, pero por sobre todas las cosas, quiero mi tiempo. necesito hacer música, necesito vivir todo eso aquello que tuve en el 2013. Necesito vivir y respirar música.
El otro día estaba carreteando con mi mejor amigo y por cosas del destino nuestra fiesta termino en mi casa con 2 cervezas sobre la mesa. Salimos al cobertizo y mi papá estaba ahí fumándose un cigarrillo. Nos pusimos a conversar y dentro de todo lo que hablamos, me habló de mis aspiraciones. Me dijo que veía en mi el potencial como músico, me dijo que si yo me lo proponía podía hacerlo. 
Cuando empezó a hablar lo vi como la típica charla motivacional de padre a hijo pero esta vez fue diferente porque no me habló como mi papá, me habló como un hombre de 55 años le hablaría a un joven de 20. Eso prendió una chispa en mi interior, movió un engranaje que no sabía que existía hasta ese entonces. Me dijo que —según él— estaba perdiendo el tiempo, que estaba bien que yo quisiera estudiar pero que no perdiera el tiempo estudiando. No es que mi papá no quiera que yo estudie —al contrario— lo único que quiere es que haga lo que más me llena pero que no deje partir el tren. 
De alguna manera eso me marcó. Siempre he pensado que mi papá me tiene muy arriba —me idolatra— y eso no le permite hacer un juicio objetivo respecto a mi potencial pero cuando me habló de esa manera me hizo entender que no es así. Obviamente siempre me dará palabras de apoyo porque es mi papá pero esta vez me dio a entender —dentro de mi embriaguez— que no era así, que él realmente ve un músico profesional en mi. 
Yo sé que soy un buen músico, me sé bueno, pero siento que me faltan un sin fin de cosas que aprender y por eso mismo no me tiraría a la piscina en este momento. Lo que rescato de esa conversación es que —leyendo entre líneas— me di cuenta que mi papá me dijo lánzate, y eso en realidad es mucho decir.
Tal vez no lo haga en este preciso instante pero, de alguna manera, esto sienta las bases para lo que quiero hacer más adelante. Lo he dicho muchas veces pero nunca a este nivel de convicción. Lo voy a hacer.

Me gustaría tatuarme esa fecha, 206.

No hay comentarios:

Publicar un comentario